Entrevista a Eolia Dúo
El dúo está formado por Raquel Otero Vaughan (violinista) y Álvaro Ruiz González (pianista). La ilusión y el afán por acercar la música de manera cercana y didáctica, es lo que mueve a Eolia dúo a desarrollar proyectos pedagógicos diversos. En ellos buscan crear una relación e interacción estrecha con el público y para una mejor comprensión y mayor disfrute del concierto. Para ello, se sirve en ocasiones de herramientas complementarias a la música, como el arte de la narración e incluso la integración de la danza y la pintura como parte de una unidad. En cuanto al estilo musical, Eolia Dúo tiene su principal formación en música clásica. No obstante, su inquietud por la música les lleva a ampliar horizontes con cursos de formación en otros estilos, como el jazz o el barroco. Esto se ve reflejado en algunos de sus conciertos donde intercalan jazz, bossa nova, flamenco, folclore, música celta, bandas sonoras, pop, musicales.
EOLIA DÚO como tal nace en 2021, aunque antes ya habíamos tocado muchas veces juntos. De una manera natural, empezamos a compartir ideas de proyectos personales que teníamos mientras estudiábamos y nos dimos cuenta de que coincidíamos en prácticamente todo. Así que empezamos a fusionar nuestras ideas y sobre todo, intentar por activa y por pasiva llevarlas a cabo. El nombre “EOLIA” precisamente surje de eso, del dios del viento Eolos, como metáfora de volar, dejarse llevar por el viento, sin que nos frene ningún tipo de miedo a lanzarnos a mover nuestros propios proyectos. Las hojas del logo son las del Roble Carballo, en símbolo de que nuestra casa está en Extremadura. El violín y el piano también aparecen para resumir la esencia de nuestros proyectos: Naturaleza, Arte, Música.
Cuando vimos la convocatoria en Facebook nos pareció una broma. Justo el primer concierto, que ya estábamos moviendo y que ya habíamos hechos en dos sitios diferentes, encajaba perfectamente con los requerimientos que se pedían en el proyecto “Conciertos Didácticos” de AUPEX. Raquel había terminado sus estudios y ya estaba trabajando, y Álvaro estaba todavía en su último año de carrera, así que en ratinos a deshora y a contrarreloj, logramos sacar tiempo para reunir toda la información, elaborar el dossier y presentarnos a la convocatoria. Nos hizo mucha ilusión porque si nos cogían podíamos cumplir uno de nuestros principales motores: hacer música por toda Extremadura e intentar romper estereotipos que pueda tener el público acerca de la música clásica haciéndoles bailar, contando una historia, hablando con el público, creando un ambiente familiar y cercano.
No podríamos responder a esta pregunta con palabras, realmente. Podríamos decir que la música te lleva al lugar donde quieres estar, que la música es el portal entre esta dimensión y quién sabe cuál o cuáles más, que la música es una de las expresiones de lo divino. Pero no serían más que palabras. Con este proyecto “Un viaje sonoro” realmente no tocamos “nuestra” música, sino la de otras personas, compositores/as a quienes tenemos mucho afecto. El dúo hace de medio entre quienes compusieron esas obras y el público actual. Gente del pasado comunicándose con gente del presente. Por lo que vemos que también la música es transmisión de cultura, ¿no? Un diálogo constante que hace que el público conecte con la música y se olvide de todo lo demás.
Adaptarnos al público que nos recibe e intentar con todas nuestras fuerzas conectar desde el principio con todas y cada una de las personas del público. De hecho, antes de montar este proyecto salimos a la calle por diferentes localidades para entrevistar a personas de todas las edades sobre sus gustos musicales. Les poníamos auriculares con música clásica y les hacíamos preguntas sobre lo que acababan de escuchar. Esta información nos ha venido muy bien para elegir el repertorio del concierto.
Hay muchísimos estudios que explican y demuestran la importancia de la música que escuchamos. Tan importante cómo lo que comemos o el aire que respiramos. Ya no solo por el desarrollo del cerebro, de la coordinación, la parte del cuerpo calloso y todos estos datos que podemos ver en los libros o en internet, sino por la dimensión más intangible que te aporta la música, el desarrollo de tu propia personalidad, de tu parte espiritual, de tu mundo interno.
Increíble. Están verdaderamente involucrados/as con todo este proyecto. Su manera de trabajar y llevar a cabo cada paso de “Conciertos didácticos” nos ha inspirado y motivado a seguir con nuestra intención de hacer proyectos culturales en Extremadura. Queremos resaltar la humanidad y el cariño que le ponen a este proyecto y que creen fielmente en el valor que tiene.
Inigualable. Es un poco adictivo, de hecho… Cada experiencia es única e irrepetible. Creemos que es la mejor forma de conocer Extremadura. Siempre hemos querido viajar por Extremadura y conocerla bien. Cuando vamos en el coche vamos viendo el paisaje extremeño. La luz de Extremadura, de sus paisajes, de sus verdes, sus amarillos, la tierra marrón intensa, las montañas que nos abrazan… Extremadura es Arte. Para el dúo es un regalo conocerla un poquito más a fondo de esta manera: a través de la música.
En muchos de los conciertos había niños/as en el público que hemos invitado a que se acercasen antes o después del concierto a tocar el violín o el piano. Sembrar el gusanillo de la música en las generaciones futuras es una manera idílica de cerrar el ciclo. Así como personas adultas que nos cuentan que están hasta arriba de trabajo y que durante el concierto solo han estado ahí, relajados/as, escuchando, sin pensar en otra cosa. O también, personas ya jubiladas que se nos acercan y nos cuentan que hacía mil años que no bailaban un vals o una habanera. Creo que con estos ejemplos queda claro cuál es el valor que creemos que tienen estos tipos de programas.
Familia. Y bueno, cómo no: Naturaleza, Arte y Música.